La mayor parte del agua que puede ser usada para beber se encuentra sobre los continentes en los lagos, los ríos y los glaciares. Por esto, a estos ecosistemas se les conoce como ecosistemas de aguas continentales o de agua dulce. Por el contrario, el agua de los mares y los océanos no puede ser usada directamente para beber, pues su concentración de sales es muy alta. Los mares y los océanos se conocen como ecosistemas marinos. Debido a las características particulares del agua, la luz, la temperatura y el oxígeno disminuyen con la profundidad. De esta manera, en los ecosistemas acuáticos se pueden distinguir zonas en las que dominan diferentes factores abióticos que permiten el desarrollo de diversas comunidades de vida.